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martes

Consciencia de Sanación


En ciertos momentos de la vida, sentimos que nuestros pasos por el camino se hacen lentos y muy pesados, también angustiosos y confusos. Algo sucede en el presente, algo nuevo por conocer. Es entonces cuando reconocemos un primer sonido de alerta.

Luego, los pasos poco a poco se hacen más dolorosos; logramos distinguir lo escarpado de la ruta, las pesadas subidas y las vertiginosas caídas. Nuestra atención se enfoca y comenzamos a preguntar ¿Qué es lo que está pasando?.

Llegamos al momento de sentir la dureza en cada fibra de nuestro ser; todo nos afecta, todo nos duele. El más mínimo detalle, la piedra más pequeña hace variar nuestro estado anímico. Estamos más irritables, mas irascibles, más desconcentrados. Es entonces cuando atribuimos lo que nos pasa a lo "de afuera", a los demás, al trabajo , a la gente, al mundo etc...La alerta se hace más clara, los síntomas son evidentes.

La confusión aumenta, no sabemos si somos nosotros o son los demás, no sabemos nada, miramos en todas direcciones y no entendemos. No encontramos respuesta.

Es entonces cuando el cuerpo hace sentir su voz y se manifiesta. Los síntomas, que pueden ser distintos en cada ser, que pueden ser muy claros o muy escondidos, se reúnen en concilio y toman determinación urgente. Es entonces cuando enfermamos.

Nos desanimamos por un momento, hay una tormenta. Batallamos por no sentirnos así, pero lo inevitable siempre hace su labor. Lo sabemos, lo vemos y entonces se abre el cielo. Algo nos insta a seguir: una luz a lo lejos evoca el milagro de darle sentido a lo desconocido. Y creemos, creemos en lo que no conocemos, eso nos lleva seguir, eso nos lleva a sanar.

Cuando enfermamos, nuestro cuerpo da un aviso, y se comunica directamente con nuestro ser esencial y dice: Estoy aquí. Y es aquí mismo el lugar del gran regalo de la enfermedad, el lado blanco de la ecuación del equilibrio: un cubito de suerte donde tenemos oportunidad de ver la invitación que nuestro cuerpo nos hace, invitación a descubrirnos y redescubrirnos, a encontrarnos y sabernos siempre pequeños frente a la inmensidad, a saber y entender las realidades que nos rodean. he aquí, en lo más simple del camino, la semilla de todo lo nuestro, todo nuestro sentir. Es aquí, en la aparente oscuridad, donde encontramos la consciencia de sanación, y junto con esto la consciencia de ser.

Este es el ágape espiritual al que hemos sido invitados desde el siempre. Vivir en el aquí y el aquí, ver el presente como conocimiento, entendimiento y consciencia. Ver y escuchar constantemente al cuerpo hablar acerca de quienes somos, de nuestro Ser.

Sólo basta una cosa para sentarnos en la mesa y disfrutar: abrir nuestros sentidos al acto mágico, concebir nuestro ser como un canal de percepción, un afluente del espíritu mismo que baja como torrente hacia nuestra voluntad, intento puro y cristalino, un destello ambarino.

Hoy, invocamos a la sanación y la metamorfosis, a cada fibra que constituye nuestro tejido.

Sanaharay hane hareharanay
Nuva suebo irya nasay
Aruay, aruay, suebo lantay
Sempri nuva hare nasay

Escucha nuestro latido,
Siente la llamada del alma,
Hoy somos conscientes de la tormenta,
Hoy, somos conscientes de la calma.

Mucha energía para quienes están en la tormenta, y sentidos alertas para los que están en la calma.
Con mucho cariño para los amigos de lo eterno.


2 comentarios:

marcia dijo...

infinitas gracias

cariños

Mónica Sabbatiello dijo...

Es precioso.
Profundo.
Sabio. Desde el SER.
GRACIAS.