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martes

La humana muerte



“Los seres humanos son seres que van a morir...la única manera de agarrarnos del mundo y de lo que en él hacemos, es aceptando totalmente que somos seres que vamos camino a la muerte. Sin esta aceptación básica, nuestras vidas, nuestros quehaceres y el mundo en que vivimos son inmanejables”

jueves

Mensajeros


Siguiendo la invitación de Marcia...

" Un mensajero jamás te ayudará a vencer a otro. Ellos no son buenos ni malos, como te dije antes, pero tienen sentimientos de lealtad entre sí. No confíes en Astrain para derrotar al perro...
...Los mensajeros de los muertos pueden ocupar el cuerpo de una persona dominada por el miedo. Es por eso que, como en el caso del perro, ellos son muchos. Fueron convidados por el miedo de la mujer."

Dejo también la invitación a todos para compartir un párrafo de la página 123 del libro que estén leyendo...

Bendiciones...

martes

Soy otro


"...Soy otro cuando soy,
los actos míos son más míos si son también de todos,
Para que pueda ser, he de ser otro,
Salir de mí, buscarme entre los otros...
...Los otros que me dan plena existencia,
No soy, no hay yo, siempre somos nosotros"

(Octavio Paz)

jueves

Tus cadenas


No quisiera detenerme nunca,
Ni separarme de este empeño que busco al amarte;
Tomar tus cadenas, tus heridas mas profundas,
Y hacerlas tan mías para poder encontrarme.

Leo de tus labios una lágrima,
Una prístina de este viento cortante,
Es del frío que quiero proteger tu alma,
Del mismo dolor donde quisiera acompañarte.

Hoy me llega tu noche tan desnuda,
Como tu tristeza, tu destierro al mirarte,
En tus ojos palpitan mil estrellas,
Hoy no puedo, no puedo dejar de abrazarte.

No quisiera detenerme nunca,
Ni separarme de este empeño que busco al amarte;
Tomar tus cadenas, tus heridas mas profundas,
Y hacerlas tan mías para poder encontrarme.

miércoles

El delirio de Narciso



Siempre es peligro inminente para el guerrero caer preso de su propia imagen. Es inminente por los mil disfraces con que el yo se refugia y prepara sigiloso su ataque, sin excepción, en el lugar que más nos duele. Desde su madriguera, ubicada en los recovecos de nuestra vida pasada, espera el momento preciso para atraernos a su laguna, llenándonos de agasajos, golpecitos en la espalda y felicitaciones por lo mucho que hemos crecido, lo mucho que hemos aprendido de la existencia y lo bueno que somos en comparación al mundo. Tal como Narciso es engañado por su propio reflejo, somos embaucados constantemente por la falsa y ególatra idea de que ya nos hemos librado para siempre del gran mal del mundo: La importancia personal; sin darnos cuenta de que en la primera sílaba de nuestra declaración libertaria, se encuentra el primer eslabón de la gran cadena que continuamos llevando a cuestas. -!Yo soy libre!, !A mí no me pueden engañar!-, nos atrevemos a decir. Pero: ¿Quién es en realidad "Yo", quién es "Mí", quién es "Me", ¿con quiénes estamos hablando cuando sostenemos estas frases?. Pareciese ser que eternamente nuestro diálogo interno nos invita alimentar nuestra mente, a abotagarnos con mórbidas ideas de que somos jueces de la libertad, portadores de la verdad absoluta y amos de la conciencia, siendo que detrás de todo ese festín del ego, se encuetra el germen de nuestra esclavitud. Por eso tan importante detener el diálogo interno, por eso parar el mundo.
Para Don Julián la importancia personal es un monstruo de mil cabezas y hay tres formas de enfrentarse a él y destruirlo: cortas una cabeza por vez, dejas de alimentarlo para que muera de hambre o mueres simbólicamente. De aquí la importancia de tener cuidado en lo que pretendemos ser, porque es ahí donde se incuba silenciosamente este monstruo indeseable. Un constante acecho a si mismo y la recapitulación de nuestras vidas son claves en esta constante batalla contra la imagen de sí.
Soltar las amarras, soltar con ligaduras del mundo; dejar de ser quienes éramos y al fin ser quien realmente somos. Vencer al Narciso que arrastramos, cerrar nuestros círculos y abandonar nuestro reflejo, abandonar por siempre la laguna del ego, levantar nuestra vista y notar que el pájaro de la libertad justo pasa sobre ti.

Mucho intento