Existen en nuestro cuerpo dos hermanos, uno se llama Ser y el otro Dice. Ellos viajan constantemente de un lugar a otro, predicando. Cuando el hermano Dice habla, es como el sonido de los pájaros en el paraíso. El hablar del hermano Ser tiene el efecto opuesto, él habla de mala manera, e indistinguible. La fuerte impresión que deja el hermano Dice, se evapora rápidamente hasta que no queda nada. El hermano Ser, apenas causa impresión, pero lo que dice, penetra en el corazón y permanece allí.
Entonces llegamos a la conclusión, de que los sermones del hermano Dice, vienen directamente de su mente, y actúan en nuestras mentes, pero los del hermano Ser, vienen directamente de su ser, y actúan en nuestro ser.
2 comentarios:
si son distintos como sólo los hermanos pueden ser, y eso está bien...mantiene la tensión del complejo individuo que nos habita.
Quizás cada uno de ellos le de sentido al otro
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